Esta historia es mía, nuestra, de mi familia.
Si me permiten esta licencia... quiero presentarles a Mi Groma.
Sean todos bienvenidos...
Mi Groma (abuela en Fra-ñol), no tuvo una vida fácil... antes, la sociedad no tenía tan en cuanta los sentimientos y necesidades de los niños.
Mi Groma nació en un pueblito en los Alpes Suizos. Huérfana de madre, su padre se casa en segundas nupcias y ella, al igual que sus hermanos no resultaron ser del agrado de su nueva madrastra.
Me contaron que con 5 años, la tenían sentada en la cocina durante todo el día tejiendo con 5 agujas... increíblemente siguió tejiendo durante décadas, hasta casi el final de sus días...yo no hubiese tocado una aguja nunca más.
Su padre se vio forzado a repartir a sus hijos entre distintos miembros de su familia en cuanto el médico descubrió los golpes y malos tratos que recibían los niños por parte de su nueva esposa.
A mi Groma le tocó una tía que le alimento el cuerpo pero no el alma. Jamás le dio una muestra de afecto.
Sobreviviente a la 1era Guerra Mundial, con 21 años viaja a la Argentina a probar la América y se aloja en casa de unos familiares como la prima pobre venida de Europa.
Comienza a noviar con un mozo muy bien visto y de buena familia, 1era generación de Suizos en la Argentina. Después de un noviazgo corto, mi futuro abuelo decide casarse con ella. Y así sin saber más de 2 palabras de castellano, comienza una nueva etapa....su vida.
De los libros sacó su cultura e instrucción, ya que por hechos de la Historia su educación fue interrumpida, pero el destino tampoco fue magnánimo en esta nueva etapa.
Llegaron una hija y un hijo. Pierde un embarazo luego de un accidente de tránsito y mientras le aplican las primeras curaciones se dan cuenta, tarde, que había otro bebé en camino. Sobre puesta a la doble pérdida nace otra niña que fallece al año de meningitis.
Llega mi madre y con ella de 1 año, un capataz con problemas, decide terminar con la vida de mi abuelo.
Esta vez vuelve a estar sola, pero ahora con 3 hijos que criar, cuidar y mantener. Sin medios propios y con una sucesión hecha a las apuradas, recibe algunas de las tierras que trabajaba mi abuelo del campo familiar.
Con esa pequeña renta decide venir a vivir a Buenos Aires y se dedica a enseñar Francés, su única arma, a empresas como L´Oreal, Citroën, Renault y también toma alumnos particulares.
Sus hijos crecen, se casan y se van... pero no estoy aquí contando sus historias... sino la de ella.
Llegamos sus nietos, 9 en total y también su bastón. A la mayoría nos enseño su lengua.
Cuando enfermó de cáncer, no dijo ni una palabra. Solamente se empecinó en vivir cerca de alguno de sus hijos... y gano mi mamá. Mi Groma tenia 6 esclavas (pulseras simples) de oro, una por cada nieta y esa Navidad cada una de nosotras recibió la suya... fue tan raro después de eso verla sin sus pulseras... aún hoy sigo usando la mía.
Me enseñó francés hasta su último día (o casi) y se fue pensando que arrullaba a su nieto varón preferido. Para ese momento ya no hablaba español.
De ella me quedo su cabello pelirrojo, que también heredo mi hija, su humor ácido y su amor por la lectura. También heredé el amor por los Alpes y su tierra.
No fue una abuela besuqueira, jamás me abrazo porque sí. Nunca despilfarró besos, pero jamás escatimó sonrisas.
y hoy...yo entiendo el porqué.
muy linda narracion...paula
ResponderEliminarasi y todo, sin ser un oso carinioso la groma era la abuela preferida d la mayoria d sus nietos...no?
ResponderEliminarGracias y Si.
ResponderEliminarcoincido con Paula...muy linda narracion...yo la recuerdo con sus lentes de marcos anchos...jime
ResponderEliminarGracias Jime!! Estas invitada a darte una vueltita y seguir leyendo...ahora que tenes tiempo...
ResponderEliminarBesos !